Era un inventor estadounidense. Thomas Alva Edison fue educado en casa por su propia madre, que era maestra, pues a los siete años había sido expulsado de la escuela por «retrasado». Su interés se centró en especial en los temas relativos a los campos de la física y la química. Con tan sólo doce años Edison empezó a trabajar como vendedor ambulante de periódicos en los ferrocarriles. Más tarde inició la impresión de un semanario y montó su primer laboratorio en un vagón de tren. Después de trabajar un tiempo como telegrafista en Boston, se trasladó a Nueva York con la intención de establecerse como inventor independiente.
A pesar del poco éxito de su primera patente, relativa a una máquina destinada al recuento de votos, su afortunada intervención en la reparación de un indicador de precios del oro en la Bolsa, cuya avería había causado una crisis, le valió un contrato de la Western Union para introducir ciertas mejoras en dicho aparato.
Fue West Orange donde fundó el Laboratorio Edison –en la actualidad monumento nacional de Estados Unidos–, en el que tuvo como colaboradores, entre otros personajes destacados, al físico e inventor estadounidense de origen croata Nikola Tesla.
Entre otras de las muchas invenciones salidas de las manos y el ingenio de Edison destacan el telégrafo impresor, el telégrafo cuádruplex (1874), el micrófono de carbón (que mejoraba el desarrollado por A. G. Bell, inventor de la telefonía), el fonógrafo (1877), una máquina de dictado, el antecedente más directo del cine de los hermanos Lumière (el kinetoscopio, 1889), las pilas alcalinas (acumulador de ferroníquel, 1883) y diversos tipos de cemento y de hormigón.
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