lunes, 10 de diciembre de 2007

SIGLO XVIII


Durante el siglo XVIII nace un nuevo espíritu (prácticamente es la prolongación del Renacimiento) que barre los viejos valores del Barroco y que recibe el nombre de «Ilustración». Dicho movimiento se cimienta en el espíritu crítico, en el predominio de la razón y en la experiencia, por lo que la filosofía y la ciencia serán los saberes más valorados. Este período se conoce también como "Siglo de las Luces" o "Siglo de la razón". En definitiva, se persigue la felicidad humana mediante la cultura y el progreso.

Los nuevos vientos hicieron que el arte y la literatura se orientaran hacia un nuevo clasicismo (Neoclasicismo), de ahí el término "neoclásico". Se huyó de la expresión de los sentimientos, se siguieron normas y reglas académicas y se valoró el equilibrio y la armonía. Contra tanta rigidez se reaccionó a finales de siglo, produciéndose una vuelta al mundo de los sentimientos. Ese movimiento se conoce como "Prerromanticismo".Los principales representantes y pensadores de la ilustración eran: Descartes, Bacon, Spinozza,etc.

- LA ILUSTRACIÓN EN CANARIAS:
La Ilustración alcanzó también los territorios extrapeninsulares, como en el caso de Canarias, donde arraigaría con notable vigor. También aquí la expansión de las corrientes ilustradas ha de ponerse en relación con las tertulias, particularmente con la celebrada en casa de Tomás Lino de Nava, quinto marqués de Villanueva del Prado, en su palacio de La Laguna, o con la desarrollada en casa de los Iriarte en Puerto de la Cruz, a la que concurrían hombres como el periodista José Clavijo y Fajardo y el científico Agustín de Betancourt, aunque todos ellos abandonarían pronto el archipiélago para instalarse en la Corte. José Viera y Clavijo también dejaría Canarias para acompañar al joven marqués de Santa Cruz por Europa. La llama de la Ilustración, pese a tanta ausencia, sería mantenida por los socios de las Sociedades Económicas de Las Palmas (fundada por el obispo Juan Bautista Servera y cuyo principal impulsor sería el propio Viera y Clavijo) y La Laguna, fundada por el mencionado marqués de Villanueva del Prado y seguida posteriormente por su hijo, Alonso de Nava, quien además se ocuparía de dejar por escrito sus ideas agronómicas y de fundar y dirigir durante más de cuarenta años el Jardín Botánico de la Orotava, centro de aclimatación de plantas tropicales.

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